Adiposidad
Adiposidad es el término que se utiliza para describir la cantidad de tejido adiposo o grasa presente en nuestro cuerpo. Este tejido, no sólo, cumple funciones de almacenamiento de energía, así como, también, funciones metabólicas importantes para la salud general.
Tener una adiposidad elevada puede ser factor de riesgo que genera efectos significativos en nuestra salud, especialmente en nuestro hígado y, ¡claro! implicaciones a largo plazo. Mantener un equilibrio adecuado de grasa corporal, a través de una alimentación balanceada, ejercicio regular, hábitos de vida saludables, y en caso de padecer enfermedades crónico-degenerativas, como diabetes, colesterol o triglicéridos elevados, es fundamental para que reduzcamos el riesgo de desarrollar dichas condiciones y así favorecer una vida larga y saludable. Cuando las personas presentan alta adiposidad, significa que tiene un mayor porcentaje de grasa corporal con respecto a otros componentes corporales como músculos, huesos y órganos.
Estas son las consecuencias de tener exceso de tejido adiposo:
Adiposidad: Consecuencias en el hígado
La acumulación excesiva de grasa en el hígado, conocida ampliamente por los médicos, como esteatosis hepática, o para nosotros, como hígado graso, es una de las principales consecuencias de alta adiposidad. Esta condición puede llevar a una inflamación del hígado, conocida como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), ya que como su nombre lo indica, no está asociada por el consumo de alcohol, que a su vez puede inicialmente progresar de un estado de fibrosis a cirrosis, si es que no se controla adecuadamente. La EHNA es una de las causas más comunes de enfermedad hepática crónica en países desarrollados y puede tener, como lo hemos repetido, muy graves implicaciones para la salud a largo plazo.
Adiposidad: Consecuencias a largo plazo
A lo largo del tiempo las consecuencias son desarrollar enfermedades crónicas. ¿Qué enfermedades crónicas se desarrollarían? Pues, se incluyen la obesidad, diabetes tipo 2, cardiovasculares como la enfermedad coronaria y el accidente cerebrovascular, hipertensión arterial, ciertos tipos de cáncer (como el cáncer de mama, colon y otros), enfermedades articulares como la osteoartritis, y trastornos del sueño como la apnea del sueño. Estas condiciones pueden reducir significativamente la calidad de vida.
Además de estas consecuencias físicas, la alta adiposidad, también, puede tener un impacto negativo en nuestra salud mental y emocional. Afectando nuestra autoestima a causa de la percepción de la imagen corporal, a su vez, viendo deteriorada nuestra salud mental.