¿Qué son las enzimas hepáticas?
El hígado, este órgano multifuncional ubicado en la parte superior derecha del abdomen, es esencial para mantener nuestro cuerpo en equilibrio. Entre sus múltiples funciones, se destaca su capacidad para sintetizar proteínas, almacenar glucógeno, producir bilis y desintoxicar sustancias dañinas. Gran parte de la eficiencia de estas funciones recae en un proceso bioquímico fundamental: la actividad enzimática.
Las enzimas son moléculas proteicas que actúan como catalizadores biológicos, acelerando las reacciones químicas en el cuerpo sin ser consumidas en el proceso. En el hígado, las enzimas desempeñan un papel crucial en el metabolismo de los nutrientes, la neutralización de toxinas y la regulación de procesos metabólicos y celulares.
¿Qué función tienen las enzimas hepáticas?
Cuando la actividad enzimática en el hígado se ve comprometida, ya sea por factores genéticos, ambientales o de estilo de vida, pueden surgir problemas de salud. Una de las manifestaciones más comunes de una alteración enzimática hepática es la elevación de las enzimas hepáticas, como la alanina aminotransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST), en la sangre.
¿Qué pasa si se elevan sus valores?
La alteración enzimática en el hígado puede ser un indicador de problemas de salud importantes. Mantener un estilo de vida saludable, evitar el consumo excesivo de alcohol, y realizar chequeos médicos regulares son medidas clave para mantener la salud hepática y prevenir enfermedades hepáticas graves.
Esta elevación de las enzimas hepáticas suele ser un indicador de daño en las células hepáticas. Puede estar asociada con enfermedades como la hepatitis viral, la esteatosis hepática no alcohólica (EHNA), la cirrosis, la enfermedad hepática alcohólica, la obesidad y la diabetes tipo 2, entre otras. También puede ser causada por el consumo excesivo de alcohol, la ingesta de ciertos medicamentos, la exposición a toxinas ambientales o enfermedades genéticas.
Es importante tener en cuenta que una elevación temporal de las enzimas hepáticas no siempre indica un problema grave. Por ejemplo, el ejercicio intenso, el consumo de ciertos alimentos y suplementos, o incluso la posición del cuerpo durante la extracción de sangre para el análisis pueden influir en los niveles de estas enzimas.
Sin embargo, si la elevación de las enzimas hepáticas persiste en el tiempo y se acompaña de síntomas como fatiga, pérdida de apetito, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos) o dolor abdominal, es fundamental buscar atención médica. Un diagnóstico preciso puede ayudar a identificar la causa subyacente de la alteración enzimática y guiar el tratamiento adecuado.