¿Por qué nos hace tanto, tanto daño la comida rápida?

¿Por qué nos hace tanto, tanto daño la comida rápida?

¿Por qué nos hace tanto, tanto daño la comida rápida? 867 563 CIG

Cuántas veces por falta de tiempo o por no tener ganas de concinar, hemos optado, desde la comodidad de nuestra casa por abrir una aplicación, y de todas las opciones elegir uno de esos platillos de comida rápida que saben bien, huelen bien, pero le hacen daño a nuestro cuerpo, a nuestra dieta y a nuestras emociones.

Desde una hamburguesa, con refersco, papas fritas, hasta un pollo frito, la comida rápida está diseñada para generarnos una adicción y para que no podamos parar. En ese sentido, antes de decidir acudir a la gastronomía barata, llena de grasa y de carbohidratos de baja calidad, vale la pena que te preguntes,  ¿Cuántos ingredientes contiene lo que estoy comiendo, y cuáles de estos pueden ser perjudiciales para mí salud?

¿Qué es la comida rápida?

La “comida rápida” es un tipo de alimentación que se sirve al momento y se cocina inmediatamente, la gran mayoría de las veces con igredientes de baja calidad y buen sabor. Por mencionar algunos ejemplos, están las hamburguesas, pizza, papas fritas, empanadas, entre otras.

Suele estar preparada con ingredientes ultraprocesados como el jamón, tocino, salchicha o las carnes. Este tipo de recetas se caracterizan por sus excesos:  grandes cantidades de azúcares, grasas saturadas, sal, edulcorantes y poca fibra, por lo que su consumo frecuente aumenta el riesgo de obesidad y enfermedades crónicas.

¿Cómo afecta la salud de mi hígado?

Los ingredientes de la comida rápida, específicamente los azúcares como el jarabe de maíz de alta fructosa –que utiliza la industria como  endulzante de muy bajo costo en panecillos, postres y bebidas–  alteran los niveles de glucosa en la sangre, y puede causar graves daños en el hígado ya que es ahí donde se metaboliza. El exceso de fructosa ejerce un efecto tóxico generando acumulación de grasa en este órgano, de manera muy similar como lo hace el alcohol.

Por otro lado, las grasas saturadas que contienen algunos productos de origen animal como la mantequilla, el queso, la leche entera, los helados, la crema, embutidos como el tocino y las carnes rojas elevan el colesterol en la sangre, causan inflamación del hígado lo que provoca dificultad de su funcionamiento, aumentan la cantidad de grasa acumulada y empeoran los niveles de glucosa mediante resistencia a la insulina y la propención a padecer  enfermedades del corazón y el cerebro.

Se ha demostrado que las personas que llevan una alimentación con alto consumo de colesterol, grasa saturada, azúcares refinados y carnes rojas tienen cuatro veces más riesgo de desarrollar hígado graso comparado con quienes no los consumen. Además, si el consumo de este tipo de alimentos supera más de tres veces por semana aumenta hasta cinco veces más el riesgo. 

Comida rápida = daño al organismo 

El exceso de sal de la comida rápida también es un grave problema. Este ingrediente se adiciona principalmente para conservar por mayor tiempo los alimentos  y para potenciar y mejorar sus sabores, lo que hace que puedan ser más antojables. El consumo de grandes cantidades de este mineral se relaciona con el riesgo de hipertensión arterial.

Finalmente, la mala calidad nutricional de estos ingredientes y la gran cantidad de calorías que nos aportan provocan un aumento de peso, específicamente un aumento de grasa a nivel abdominal y con ello desórdenes metabólicos. 

 ¿Qué se puede hacer para evitar el riesgo?

Es importante hacer elecciones más saludables con alto contenido de vegetales, cereales integrales como arroz, avena, quinoa y frutas por su alto contenido de fibras y antioxidantes. También debemos acostumbrarnos a beber lácteos descremados y carnes magras (pollo, pescado, atún) esto evitará el desarrollo de hipertensión, dislipidemias, resistencia a la insulina y obesidad, lo que ayudará a cuidar la salud de tu hígado. 

Es importante, escoger alimentos que de preferencia no estén procesados.  En particular evitar aquellos a los que llamamos ultraprocesados, es decir, aquellos que están diseñados para ser consumidos en sustitución de preparaciones caseras, en cualquier lugar y cualquier momento. En este grupo estarían: las galletas, pizzas y panes industriales, helados, refrescos, bebidas energéticas, postres lácteos, salsas, aperitivos salados, golosinas, cereales de desayuno, barritas energéticas, margarina, etc.

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La clave está en tomar mejores desiciones a la hora de comer. Elegir alimentos lo más naturales posibles y de ser posible prepararlos en casa.

Si tu tiempo es limitado, escoge,  de manera inteligente, aquellos platilllos que contengan vegetales, proteínas bajas en grasa, evita los aderezos o complementos a base de azúcares.

 

Consulta con tu especialista en nutrición sobre las porciones de alimentos adecuadas para ti y cuida tu salud.

Autora: Wendolyn Dávila